martes, 10 de abril de 2018

El personaje: Pierluigi Collina.



- Para Oliver Kahn era gafe, para los equipos turcos un chollo, para las peluquerías una ruina, pero para mi y para muchos, el mejor árbitro de todos los tiempos. Él es Pierluigi Collina, un italiano nacido en Bolonia el 13 de febrero de 1960.

Su nombre se hizo muy popular a partir de mediados de los noventa y siguió ejerciendo incluso en gran parte de la siguiente década. Su primer gran reto fue arbitrar en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, aunque después llegarían otros atractivos deberes, como participar en la Copa del Mundo de Corea-Japón 2002.

Muchos le recordaréis por su actuación en la final de la Liga de Campeones de 1999, en la que se midieron Manchester United y Bayern de Múnich. Los alemanes ganaban por 1-0 en el minuto noventa, pero los ingleses remontaron en el tiempo de descuento para alzarse con el trofeo.
Todos los jugadores del Bayern quedaron tendidos en el suelo, tristes, desolados, llorosos. Collina actuó de forma muy humana ayudando a reincorporarse a los jugadores del club bávaro, tratando de reanimarles mientras los "red devils" celebraban su sorprendente gesta.

Collina tenía esas facetas de nobleza y un carácter bastante fuerte. Sobre el verde mandaba él, y si tenía que encararse a un futbolista para hacer valer su mandato lo hacía, como demostró en su día con su compatriota y tocayo Pierluigi Casiraghi.

Más respeto causaba con su apariencia y esos ojos saltones de locazo de la película. Se dice que desde que le cayó el cabello por alopecia severa en los años ochenta, no aguantaba ni una broma sobre su forzado look.
Los menos ingeniosos le bautizaron como Kojak, un famoso detective al que conocemos por sus actuaciones en el mundo televisivo. Pero Pierluigi no era un tipo fácil de vacilar, y por ello era capaz de dirigir hasta el encuentro más tenso.

Se dice que ningún equipo turco perdió durante un arbitraje suyo, y tampoco la selección nacional de Turquía. Y hablando de selecciones nacionales, a Collina le tocó en suerte arbitrar la final entre Brasil y Alemania en el Mundial de Corea-Japón 2002. Los alemanes perdieron y el guardameta Kahn empezaría a tachar al italiano de gafe.

Gafe o no, Pierluigi Collina figura como uno de los mejores árbitros que se han visto en el deporte rey, y así lo respalda la IFFHS, que consideró al boloñés como el mejor colegiado en seis ocasiones.

Collina no se cortaba ni media a la hora de encararse a los jugadores.

- Pero además de dirigir partidos correteando los campos de juego, Collina tuvo un pasado como todo hombre de Dios. Hincha de la Lazio, el ex-juez fue antaño un gran defensa central cuando era joven.
Es licenciado en Económicas por la Universidad de Bolonia, está casado, tiene dos hijas y en 2003 publicó un libro titulado "Mis reglas del juego". Le gusta el baloncesto y su cara se hizo aún más popular en las carátulas del videojuego "Pro Evolution Soccer".

Dejó de arbitrar en 2005 y siguió con su profesión, asesor financiero. Además, Collina es consejero del Comité Italiano de Árbitros y continua siendo miembro del comité de árbitros de la UEFA. Así fue y será uno de los árbitros más recordados de la historia.

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